Hay visitas inesperadas que pueden resultar agradables, sin embargo, las inapropiadas rara vez lo son. Definitivamente, la visita realizada por el príncipe Carlos de Inglaterra y su esposa Camila, Duquesa de Cornualles a la Cuba de los Castro, el pasado domingo 24 de marzo, pertenece a la segunda categoría. Por mas que las autoridades británicas quisieron darle un tono casi que de rutina de relaciones internacionales, nada mas lejos de ello. No se puede calificar de rutina lo que en realidad fue la primera ocasión en la cual la Realeza Inglesa viajara a la isla socialista.
Y es que hasta las fuentes diplomáticas británicas han sido muy torpes en sus declaraciones. Quizás porque se dieron cuenta que habían cometido un grave error al promoverla. Dijeron que la visita real era un “reflejo del buen estado de la relación entre el Reino Unido y la isla, que en la actualidad atraviesa por un periodo de renovada tensión en sus relaciones con Estados Unidos que ha estancado el proceso de normalización bilateral iniciado en 2014”.
¿Cómo le habrá caído esto a la Casa Blanca? En otras palabras, nos preguntamos ¿Es que el primogénito de Isabel II escogió un momento de tensión entre La Habana y Washington para visitar Cuba por cuatro días por primera vez desde que Fidel Castro llegó al poder en 1959? Y ¿Precisamente cuando El Caribe esta encendido por la crisis humanitaria en Venezuela y la grosera violación de los Derechos Humanos en ese país y en Nicaragua?
Otra falta de precisión de las fuentes diplomáticas fue cuando metieron la visita de Charles y Camila a Cuba en un paquete caribeño al afirmar que su parada en La Habana “era parte de una gira del príncipe de Gales y su esposa por El Caribe”. Para nosotros (quizás no para los ingleses) que conocemos bien el Caribe entendemos su diversidad. El Caribe tiene varios idiomas: el español, el francés, el holandés y el inglés; hay países continentales como los de Centro América y Venezuela; y países islas como Cuba, Aruba, Curazao entre decenas de otras. Sin embargo, y aquí quiero afincar la precisión, la visita real sólo se limitó a islas ex colonias británicas, menos Cuba, por supuesto. ¿Qué tal? En efecto, la gira luego de la visita a Cuba incluía a: Santa Lucía, Barbados, San Vicente y las Granadinas, San Cristóbal y Nieves, Granada e Islas Caimán. Y fue solo en Cuba donde fueron recibidos como visita oficial.
Por primera vez la realeza inglesa recorrió el hermoso casco histórico de La Habana reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, por primera vez cenaron con el dictador de turno, el sucesor de Raúl Castro, Miguel Diaz-Canel, por primera vez visitaron los centros de salud a los cuales el régimen les dio acceso, pero no visitaron ni una sola cárcel, ni pidieron hacerlo. No visitaron a ningún disidente, ni pidieron hacerlo, pues es de todos conocido que quien visita a disidentes no puede reunirse con el dictador. Nunca olvidaré cuando en una visita a Cuba en la cual tuve el honor de ir con el Premio Nobel de la Paz, Oscar Arias, y el ex Procurador General de USA, Elliot Richardson, nos negaron la reunión pautada con Fidel Castro por habernos reunidos con disidentes esa misma tarde. En Cuba no se reconoce la disidencia política, hay un solo partido: el comunista; y quien no se somete a sus directrices es execrado del sistema con altos riesgos de sufrir cárcel y tortura.
Para colmo, la duquesa de Cornualles dijo tener un “interés particular en las iniciativas para combatir la violencia de género” así como en “los logros cubanos en la educación y la salud.” Por favor Camila, esto es un insulto a la inteligencia de los cubanos de Cuba quienes sufren de una de las tasas mas altas de feminicidios y donde las mujeres son tratadas como objetos sexuales por turistas que solo llegan a la Isla en búsqueda de ese tipo de gratificación tal como lo ha dicho innumerables veces la bloguera cubana Yoanni Sanchez.
En fin, esta visita real es un ejercicio más de vitrina del régimen al cual se han prestado nada mas y nada menos que la realeza inglesa. Más que inapropiada, esta visita es un insulto a los cubanos, un flaco favor al mundo libre y una vergüenza para la Realeza Inglesa, la cual debe pagarla caro con la lectura de usted, lector de artículos como este, o pedir disculpas por el bien de su reputación en este Hemisferio.
«Más que inapropiada, esta visita es un insulto a los cubanos, un flaco favor al mundo libre y una vergüenza para la Realeza Inglesa»
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