INFORME ESPECIAL. El informante en el caso Veroes – Corpoelec

Antonio González Abad

REPORTE CONFIDENCIAL – INFORME ESPECIAL . El informante en el caso Veroes – Corpoelec
El 15 de junio de 2016, en una oficina ubicada en el Doral (estado de la Florida), cuatro hombres acordaban repartirse el botín de multimillonarios contratos que se cocinaban con la estatal criolla CORPOELEC, a la postre, al menos treinta y seis millones de dólares (específicamente US$ 36.856.871,00) se transarían en las manos de los confabulados. El pacto grabado implicaba primero entregar dos millones y medio de dólares (US$ 2.500.000,00) a “el Ministro” y luego dividir las ganancias exorbitantes en cuatro partes iguales.
El esquema del golpe (que habría iniciado antes de aquel cónclave, en febrero del mismo año, con una simple llamada telefónica) era en extremo sencillo: se trataba de recibir órdenes de compra por parte de CORPOELEC requiriendo elementos tan disímiles como montacargas o bombillos ahorradores, inflar exponencialmente el precio y entregarlos a la Corporación Eléctrica venezolana.

Para ejecutar ese plan hacían falta cuatro individuos: uno para la procura de los equipos (hoy “testigo confidencial número 1”), uno que pusiera a las empresas como fachada (Luis Alberto Chacín Haddad), uno que manejara las relaciones con “el Ministro” y sus allegados (Jesús Ramón Veroes, alias “El Negro Veroes”) y otro con suficientes conexiones en el mundo bancario de los paraísos fiscales que asegurara el fluir de la coima (hoy señalado como “cómplice número 1”, residente venezolano de Port St. Lucie, Florida, todavía por identificar).

Sin perder tiempo, un mes después de la reunión, los conspiradores viajaban a los Emiratos Árabes Unidos para adquirir cuarenta (40) montacargas por la estrafalaria suma de US$ 1.500.000,00, vale decir, que cada montacargas costaba US$ 37.500,00, o lo que es lo mismo, el precio de un vehículo de lujo. Usted puede, si tiene curiosidad o algún apuro de adquirir un montacargas, abrir una página como Alibaba (China) o Amazon (EEUU) y conseguir un montacargas nuevo en una suma que oscila entre los US$ 4.000,00 hasta los US$ 16.000,00; no es que hagan falta muchos accesorios en una maquinaria de esa especie: ni radios de alta fidelidad, ni amortiguación independiente, ni interiores de cuero, ni carrocerías de diseño, ni frenos de disco… sólo el poder de levantar cosas para llevarlas de un lugar a otro.

Sin perder tiempo, un mes después de la reunión, los conspiradores viajaban a los Emiratos Árabes Unidos para adquirir cuarenta (40) montacargas por la estrafalaria suma de US$ 1.500.000,00, vale decir, que cada montacargas costaba US$ 37.500,00, o lo que es lo mismo, el precio de un vehículo de lujo.

Entonces, ¿por qué debían viajar los conjurados a medio mundo de distancia para comprar montacargas sobrevalorados?; los Emiratos Árabes Unidos no se distinguen precisamente por su capacidad industrial, de hecho, más allá del petróleo son pocas las cosas que pueden exportar, como no sea prestar servicios financieros y en bancos que están bastante lejos de la mirada de las autoridades occidentales y, aquí –según nos narran nuestras fuentes- es donde entraba en juego el “cómplice número 1” y sus habilidades para concertar acuerdos en el mundo árabe.

Pero retomemos el contrato de los montacargas, alguien debía autorizar los dólares necesarios para la adquisición y parece que otras empresas nacionales, no mencionadas hasta ahora en la investigación preliminar, participaron de este esquema. Reporte Confidencial pudo constatar que en el país, al menos una compañía dedicada a vender plantas eléctricas y montacargas, los factura en la curiosa suma de US$ 40.000,00 (quizás nadie los compre a ese monto, pero se conservan las apariencia a objeto de justificar la entrega de los dólares preferenciales).

Ahora bien, no conformes con el millón y medio de dólares que cargaban los intermediarios árabes, terminarían entregándose los montacargas a CORPOELEC por la cantidad de US$ 6.429.000,00 (¡más de cuatro veces sobre el valor declarado!), haciendo que cada humilde elevador terminara costando mas de US$ 150.000,00, o lo que es lo mismo, en la misma gama de un Ferrari, un Aston Martin o un Porsche.

Después de haber “coronado” ese contrato, siguieron fluyendo las órdenes de compra: más de 23 millones de dólares se irían en montacargas, transformadores y generadores; más de 13 millones de dólares en bombillos (todos adquiridos a nombre de las empresas de Chacín); 685 mil dólares por “servicios” prestados por el “cómplice número 1”, y así…

Sin embargo, algo empezó a salir mal para los complotados: las órdenes de compra se acumulaban y de aquello había recibido al menos veintiún millones de dólares en transferencias de CORPOELEC (exactamente US$ 21.423.527,29), pero el “testigo confidencial número 1” no había recibido ni un dólar de los que se habían prometido. Fuentes relacionadas con el caso nos explican que ese sería el detonante que llevó a la delación: molesto por no recibir su parte, el “testigo confidencial número 1” se fue a las oficinas de Internal Revenue Service (IRS, que es la autoridad tributaria de los EEUU), órgano éste que a través de su despacho de Investigación Criminal en conjunto con la DEA, recabaron la evidencia que se les ofrecía, le ofrecieron inmunidad al “testigo confidencial número 1” y soltaron la carnada…

“El testigo confidencial número 1” no había recibido ni un dólar de los que se habían prometido». Fuentes relacionadas con el caso nos explican que ese sería el detonante que llevó a la delación: molesto por no recibir su parte

Una tarde de marzo de 2.017, “El Negro Veroes”, en una reunión grabada en las oficinas del “testigo confidencial número 1”, trataba de explicarle a éste último por qué –hasta ese día- no se le había entregado un centavo: que si cerraron las cuentas en el Citibank de CORPOELEC, que si a él no le habían pagado dos contratos nuevos, que si la reunión la estaba haciendo a espaldas de su socio Chacín (¿?), que si él era amigo de “El Ministro” y le pediría ayuda para pagar los contratos, que si “El Ministro” estaba molesto por su dinero y, por supuesto, Veroes, además de fanfarronear de sus contactos, pretendía convencer al ahora encubierto “testigo confidencial número 1” de que él mismo, “El Negro Veroes”, se encargaría de entregarle su parte del pillaje.

De aquella lenguarada vigilada, por ejemplo, se supo que Veroes entregaba 500 transformadores a CORPOELEC no compatibles con el sistema eléctrico nacional, sino con el de Cuba y Nicaragua… Bastaría saber qué otras confidencias son las que están aportando él y su socio Chacín en la actualidad, ahora que están a disposición de las autoridades norteamericanas, aunque los indicios son claros sobre quiénes serían los primeros delatados.

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