No descuides tus pies, debes mantener una rutina para tenerlos siempre bellos y suaves como la seda.
Además de los cuidados básicos, que incluyen el lavado, exfoliación y suavizar las durezas con el uso diario de la piedra pómez o una lima suave, los baños de pies y la hidratación intensa también son importantes.

Una vez por semana, hazte un baño de agua caliente y deja tus pies sumergidos por unos minutos. Si le añades sal griesa, ayudarás a que se desinflame y luzcan más jóvenes y relajados.
Una vez que los hayas dejado lo suficiente en el agua caliente, sumergirlos en agua fría inmediatamente no sólo ayudará a mejorar la circulación, sino que tonificará la piel.
Luego seca tus pies y aplica una mezcla de vaselina y jugo de limón. Masajea y aplica sobre todo en los talones para que se suavicen al máximo.
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