Editorial Diario de Las Américas: Guaidó es un héroe de su pueblo

Apoyado abiertamente por Estados Unidos y Colombia, el presidente interino trabaja por un cambio real para Venezuela

Presidente de la última Asamblea Nacional elegida democráticamente en Venezuela en 2015, que habría de finalizar su mandato este 2021, de haberse realizado elecciones parlamentarias democráticas en 2020.

Juan Guaidó Márquez es hoy la expresión de la esperanza menguante que intenta sobrevivir en el país y que buscan asfixiarla los enemigos del régimen dictatorial y violador de derechos humanos que conduce Nicolás Maduro, como algunos de quienes han sido sus compañeros de gobierno.

Joven de apenas 37 años, graduado de ingeniero industrial en la Universidad Católica Andrés Bello, igual rama y Casa Superior en la que se gradúa María Corina Machado, y especializado en gerencia pública como Antonio Ledezma, exalcalde Mayor de Caracas hoy exilado en Madrid, Guaidó brega sin pausa para sostener el derecho de su generación a mirar el país y reconstruirlo desde una óptica distinta de la que aún impera.

Guaidó – El líder y su generación

Guaidó forma parte de la llamada Generación “Y” o generación millenial. En su patria integra el grupo de estudiantes universitarios que, ahora situados en distintas banderías y no pocos cooptados por distintos partidos, insurgieron contra Hugo Chávez en 2007 luego de que este clausurara a Radio Caracas Televisión.

Allí están, junto a él, Yon Goicoechea, Stalin González, Ricardo Sánchez, Freddy Guevara, Francisco Rodríguez, Nixon Moreno, Gaby Arellano, Miguel Pizarro Rodríguez, Eduardo Massieu, Francisco Márquez, Manuela Bolívar, Juan Requesens, Daniel Ceballos, Douglas Barrios y David Smolansky, quien ya en 2008 afirmaba que “debían asumir el protagonismo en la restitución de la democracia en Venezuela”.

Reconocido desde 2019 por más de 50 países en su ejercicio como Encargado de la Presidencia de Venezuela, dada su condición de cabeza del Parlamento – lo impone así la Constitución que aprobó Hugo Chávez en 1999 al no haberse realizado legítimamente las elecciones presidenciales en 2018 –, logra la proeza histórica del desconocimiento internacional hacia el régimen dictatorial de Nicolás Maduro por los gobiernos democráticos más importantes de Occidente.

Las cancillerías del mundo y los observadores diplomáticos todavía debaten sobre esa circunstancia poco ortodoxa, que desplaza el criterio de la efectividad del gobierno que dirige a un Estado a fin de reconocerlo, haciendo valer en el caso de Guaidó el de su legitimidad democrática, incluso no ejerciendo un poder real.

En esta foto del 12 de noviembre de 2020, el líder opositor Juan Guaidó llega a la manifestación de campaña
En esta foto del 12 de noviembre de 2020, el líder opositor Juan Guaidó llega a la manifestación de campaña «Venezuela alza la voz» en el barrio Terrazas del Ávila de Caracas, Venezuela. La coalición de oposición liderada por Guaidó está boicoteando la próxima votación legislativa del 6 de diciembre.AP/Matías Delacroix

Venezuela tiene en la actualidad 2 presidentes, 2 asambleas [Parlamentos], 2 tribunales supremos, 2 titulares del Ministerio Público, unos en Caracas otros en exilio. Pero Maduro y Guaidó gobiernan ambos desde Venezuela. Pero éste a diferencia de aquél es, al fin, un gobernante millenial, para muchos virtual, sobre todo para quienes no comparten ni entienden las características de su generación, y eso le da una ventaja, pero es un lastre para sus mayores.

Ejerce Guaidó como cabeza del poder ejecutivo con la misma juventud con que la desempeñó en 1945 Rómulo Betancourt, llamado padre de la democracia, aun cuando este accede a esa posición como parte de un colegiado cívico-militar que insurge por vía de un golpe de Estado. No es el caso del diputado guaireño – zona litoral de la capital venezolana – que apenas logra ser suplente de diputado en el período 2011-2016 y al hacerse titular, luego de las elecciones de 2015, cuatro años más tarde es nombrado por sus pares como cabeza del Parlamento nacional.

Podría decirse que su vida política, meteórica y sorpresiva deja descolocados a los dirigentes partidarios que han controlado a la oposición democrática durante las dos últimas décadas, al punto que le lleva a ser el líder de la bancada de mayoría a partir de 2018. Esa velocidad es consistente con los rasgos de sus compañeros de generación.

Son los nacidos durante la última década anterior al año 2000 y la primera que le sigue, jóvenes que defienden su independencia y autonomía, que cultivan lo inmediato y son poco o nada formales en sus vidas personales a diferencia de los Baby Boomers, nacidos entre 1946 y 1964. Sin que sean políticamente apáticos, encuentran realización política, eso sí, en las causas sociales, en expresarse sobre ellas a través de las redes dándoles contenido y no temen en comprometerse abiertamente con estas.

El presidente encargado Juan Guaidó se hizo un selfie durante su discurso este 12 de febrero.
El presidente encargado Juan Guaidó se hizo un selfie durante su discurso este 12 de febrero.INSTAGRAM/@jguaido

Líderes Millenials

Nayib Bukele, dos años mayor que Guaidó Márquez, se ha vuelto un sismo en El Salvador para el establecimiento político partidista tradicional. Y Yaku Pérez en Ecuador, candidato presidencial emergente y desconocido para una mayoría, aun cuando integra la generación anterior a la del presidente interino de Venezuela – de la que forman parte Julio Andrés Borges con 51 años, Henrique Capriles con 48 años, Leopoldo López con 49 años – supo adecuar su discurso a los temas preferidos por su generación y por la que le sigue, la llamada posmillenial.

Son más preocupados por la cuestión ecológica, la protección de los recursos naturales, el activismo comunitario y campesino, la defensa de los pueblos originarios, el culto de las redes como medios para hacer transitar sus creencias sin que los domine el narcisismo digital. Y este ha sido el gran pecado, puede decirse, de los jefes partidarios que buscan dominar a Guaidó – que ya pasan los 50 años y dos de ellos son septuagenarios – compitiéndole o reduciéndole su paso; sin que puedan excluirse a algunos compañeros de la misma generación de Guaidó, pero culturalmente próximos a los anteriores.

Natural de la muy célebre parroquia Caraballeda, procede el encargado presidencial venezolano de una familia modesta. Es hijo de un taxista que reside en Tenerife y nieto, por la vía materna – Norka Márquez, su madre, es nativa del mismo lugar – de un oficial de la Armada. Casó con la periodista Fabiana Rosales, hija de un agricultor andino y es la madre de la hija que tienen en común, Miranda, cuyo nombre icónico es recordado por la molestia social que causaba la familia del célebre Precursor de la Independencia, hijo de panadera, a los mantuanos de Caracas.

Juan Guaidó , presidente encargado de Venezuela.
Juan Guaidó , presidente encargado de Venezuela.

El molde del venezolano común

Conoció de cerca la tragedia del deslave natural ocurrido en el Estado Vargas comenzando apenas el gobierno de Hugo Chávez, donde fallecieran miles de sus compatriotas. Hubo de mudarse un tiempo con los suyos al Estado Zulia, en el occidente de Venezuela, como damnificado. De modo que, como lo recuerda una de las personas que le trataron durante su niñez, nunca ha perdido el carácter coloquial y corriente de su verbo: “Él habla públicamente igual como si estuviera platicando contigo en privado”, afirma la psicóloga del colegio en el que cursó sus estudios primarios. Podría decirse que Guaidó es el molde del venezolano común.

La sorpresa de su ascenso hasta la posición de liderazgo que ocupa y que tantos desencuentros sigue causando entre los actores políticos venezolanos que lo preceden, acaso se explique en eso, en el carácter llano y sin adornos del presidente Guaidó. Se dice que vino a llenar un vacío, por encontrarse perseguidos sus compañeros de partido, Voluntad Popular, que le precedían en jerarquía.

No es la primera vez que el azar hace de las suyas en la política. Ocurrió en la generación de 1928, cuando Betancourt desplaza al más prestigioso de todos, Jóvito Villalba. Lo cierto, como ahora se constata, es que lo subestimaban y todavía lo hacen. Creen que no les hace sombra, lo han dejado pasar, y también le han puesto piedras en el camino para impedir el crecimiento de su liderazgo sobre una Venezuela de desamparados. Y es quien permanece dándole el frente físico a la dictadura.

Luego del 23 de enero de 2019, cuando Guaidó asume el poder constitucional que le corresponde como jefe del parlamento, sus diputados de mayoría decidieron romper con la tradición histórica de Venezuela y condicionaron al Encargado presidencial, obligándole a compartir con ellos su mandato, sometiéndole al dictado de los jefes de los partidos políticos integrantes del denominado G-4..

El presidente Donald Trump y el presidente encargado de Venezuela Juan Guaidó
El presidente Donald Trump y el presidente encargado de Venezuela Juan Guaidó

Apoyo inédito

Ante la imposibilidad de burlarle las prerrogativas que en su temporalidad como jefe del Estado le corresponden a Guaidó, sujetaron todas sus actuaciones mediante un Estatuto de Transición que lo amarra de manos y pies. Este, no obstante, sigue adelante, siendo fiel a la característica de su personalidad generacional y probablemente convencido de que la fugacidad y dinámica de las realidades podrían favorecer un cambio. Logra, no es poco, que el gobierno de Estados Unidos y su Congreso lo ovacionasen, dándole una visibilidad mundial que sólo alcanza antes Hugo Chávez por disponer de los millonarios dineros del petróleo que controlaba a su antojo.

El tren de la historia, sin embargo, ha llegado a una estación crítica desde pasado mes de diciembre de 2020. El narco-régimen de Nicolás Maduro convocó a unas fraudulentas y controladas elecciones parlamentarias comprando las voluntades de algunos miembros del parlamento conducido por Juan Guaidó al objeto de desmantelar su poder. A Maduro se le hace insostenible la dualidad del poder, pues al paso Guaidó logra también que la comunidad internacional le imponga sanciones a este y a sus colaboradores como responsables de crímenes de lesa humanidad y actos graves de corrupción.

No alcanza el presidente interino y cabeza del parlamento el difícil cometido que le imponen los partidos del llamado G4 – como el cese de la usurpación constitucional de Maduro – y que éstos, al presente, sugieren ahora que todo ha sido culpa de Guaidó. Pero unos, según lo dicho, han corrido a manos de la dictadura para entenderse con ella mientras otros se debaten entre aceptar o no las elecciones de gobernadores y alcaldes que esta les ofrece, si aceptan el desmantelamiento del experimento Guaidó. Todos, de conjunto, miran a los lados para que el sol que creen está pesando sobre las espaldas del joven millenial no les alcance.

El presidente Juan Guaidó junto a los expresidentes del Grupo IDEA y parlamentarios de oposición.
El presidente Juan Guaidó junto a los expresidentes del Grupo IDEA y parlamentarios de oposición.

Juan Guaidó – Héroe con visión de este tiempo

Juan Guaidó Márquez, un héroe que a diario es vapuleado y lo persigue el régimen con saña sin que logre frenarlo en las calles que sigue trotando para frenar el desencanto de la gente – han encarcelado a sus más íntimos colaboradores – no es bien visto por la política exterior europea que conduce Joseph Borrell. Le devalúa tanto como lo hacen Maduro y sus compinches sexagenarios. A sus 73 años, Borrell sigue mirando la actividad política y diplomática por el retrovisor, sobre las mesas y conciliábulos en las que se transan los destinos de sociedades que desprecian y las ponen al margen, pero que las forman en mayoría ciudadanos irreverentes e internautas.

Ha encontrado mejor sintonía el presidente interino con Iván Duque, gobernante de Colombia y sufriente directo de la tragedia venezolana. Y es que Duque es próximo a la Generación “Y” de Guaidó, que suma al 22,4% de la población mundial. Tienen ambos claro sentido y sensibilidad para lo local, para lo que afecta a la cotidianidad de la gente, y a la vez comprenden lo global, pues son legítimos intérpretes del siglo que corre y de su revolución digital.

Fuente: Editorial Diario Las Américas.

Ver también: Guaidó: Adultos mayores y sector salud deben tener prioridad en vacunación

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